
Tras finalizar la reunión tuvo lugar una pequeña cena de cortesía. El menú ya sabéis, una cosa discreta a base de marisco y buenos caldos, que en cuestión alimenticia siempre hay acuerdo entre gobierno, patronal y sindicatos.
Un joven camarero se acercó al señor Martín en los postres y le preguntó si no sería conveniente aligerar estos eventoss por aquello de los planes de ahorro.
- No es correcto y en ello existe acuerdo unánime entre nosotros, le contestó el susodicho Martín.
- ¿Y la razón, egregio empresario y excelso prócer de las finanzas?, inquirió de nuevo el camarero.
- Porque bajaría el Pib de los cojones, curiosote proletario.
Al final de la reunión los comensales se fueron de guarrillas que, aunque es economía sumergida, también sube el Pib. Y por otra parte, tampoco está uno nunca seguro del tiempo que vas a conseguir que te la sigan chupando.
Y así marcha el tren. Pib, pib, pib.
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Y no sé por qué cojones me gusta esto y/o ésta:
Dedicado con cariño a un hijo de hiena llamado Julio.
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