De los que se van de la fiesta.

Me entero de que todos los años, en un decir estadístico, se quitan la vida en nuestra piel de toro, por patologías mentales, unas 12.000 personas y por motivos estrictamente voluntarios, unas 3.500. Curiosamente en el primer conjunto son clara mayoría las mujeres y en el segundo, los hombres.
He escrito una carta a la Ministra de Igualdad para que tome medidas y se corrijan estos desajustes tan poco paritarios. Se trataría sencillamente de desenloquecer a mujeres y convencerlas de lo interesante que es el suicidio voluntario y de enloquecer a futuros suicidas masculinos para que cambien de grupo estadístico sin variar de objetivo.
Yo, en este aspecto y tránsito, creo que lo llevo de puta madre.
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Al hilo de lo anterior, tengo entendido que existe un ser humano por ahí que quiere ser clasificado como neutro, es decir, ni masculino ni femenino, ni carne ni pescado, vegetariano.
Por mi parte, que no haya violencia de género ni de número. Será el neutro número uno o lo que es lo mismo, el genuino elemento neutro respecto a la multiplicación.
Y estaremos pendientes de su muerte, como de la de todos, para su definitiva clasificación.
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Me pago una cancioncilla a la máquina, ¡será por dinero!