viernes, 28 de enero de 2011

¡Cojones, vaya palo en las pensiones!


Menos mal que es por nuestro bien, que si no...
Ahora sí, nos la van a meter poquito a poco, como hace la gente decente.
El problema de esta hostia es que no me parece ni necesaria, ni suficiente; lo primero por motivos ideológicos, lo segundo por razones matemáticas.
La chica sonriente se llama Victoria y las otras dos, según me cuentan, gustan sin acritud de una estricta violencia de género. Que sarna con gusto no pica.

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