viernes, 6 de noviembre de 2009

María Santamaría.

Suele suceder que cuando alguien tiene un nombre largo y pomposo no es gran cosa. Si además el personaje procede de la clase decente de Valladolid, se disipan las dudas. Me refiero en este caso a Maria Soraya Sáez de Santamaría Antón.
En nuestro entorno, como ya he dicho algunas veces, no es necesario ser un lince para llegar a lo más alto del escalafón. Los ejemplos son innumerables y uno de ellos es Soraya. Se me podría decir que en el mismo sexo pero distinto lado se encuentra, por poner un ejemplo, Lady Pajín. Lo que ocurre es que no es el tiempo de hacer la lista de listos y listas.
Y digo listos y listas porque, aunque incapaces, no se les puede negar la habilidad de situarse, no sé si decir detrás o arriba de los demás. Ello es posible entre otras razones porque, aunque escasos o escasas de mente, desarrollan dos habilidades; la primera distinguir el trozo de chorizo más gordo y la segunda, no tener pudor en poner al personal a cuatro patas.
La señorita Msssa se atreve incluso a insinuarnos sus encantos, aspecto que yo siempre agradezco de las chicas de buena familia.

Vale, la próxima vez apuntaré hacia otro lado.
El caso es tocar los huevos o los ovarios.

2 comentarios:

  1. Yo a María también me la ->->->
    ¡Joder! últimamente me gustan todas menos la mía!
    ¿me estaré volviendo gamófobo?

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  2. Permíteme que te diga.
    No entiendo por qué te gusta dar por culo a todo dios.
    Bastante puta es la vida. no crees?

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