De blogs y mamadas.

Recientemente he tenido una experiencia bastante desagradable en la participación en un blog, pero no voy a decir el pescador.
Sin embargo he aprendido lo que ya sospechaba.
Un blog parece ser y en sentido figurado, un lugar donde alguien cuenta lo grande que la tiene con la esperanza de que los demás se la chupen.
Y resulta que a mi, en sentido figurado, ni me gusta chuparla, ni que me la chupen.
Y que conste que el la intimidad sí me gusta hablar francés.
Por otra parte, por muchos años que pasen, sigue siendo curiosa la preocupación del personal de que alguien sea o no sea maricón.
Pues no señores, yo no soy maricón, aunque podría.