El 17 pasado fue mi cumpleaños circunstancia que se produce, casualmente, un 17 de cada 12. Y aunque no tenía mucha intención o quizá sí, al final lo celebré en un ascensor. No fuimos muchos; yo mismo, con mis mecanismos y la vecinita del quinto, con los suyos.
También casualmente y al final, me felicitó, vaya si me felicitó.
También casualmente y al final, me felicitó, vaya si me felicitó.
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De siempre me gustaron más las fiestas con corridas, que concurridas.
Y ciertos culos, que las jodidas témporas.
Menos lovos Caperuzita.
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