domingo, 14 de noviembre de 2010

Parece que llueve, pero no.


Ya entiendo por qué padezco hidrofobia, por simple solidaridad celestial.
Como se puede comprobar, los viejos nunca ha servido para casi nada y además son desagradables, especialmente si son negros.
Me llega que el libro de Adolf Hitler, Mi lucha, está difícil de conseguir y me se saltan las lágrimas. Y es que siempre he sido un sentimental, como el Adolfo.

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