martes, 21 de septiembre de 2021

Por la madriguera del Conejo.

    Alicia estaba empezando ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del río sin hacer nada: se había asomado una o dos veces al libro que estaba leyendo su hermana, pero no tenía ni dibujos ni diálogos, y ¿de qué sirve un libro si no tiene dibujos o diálogos? se preguntaba Alicia.
   Así pues, se puso a considerar (con algún trabajo, pues con el calor que hacía aquél día se sentía adormilada y torpe) si el placer de tejer una cadena de margaritas le valía la pena de levantarse para ir a recogerlas, cuando de golpe saltó corriendo cerca de ella un conejo blanco de ojos rosados.
Para quien quiera ampliar: Alicia en el País de las Maravillas.
Es curioso. Me entero, por la introducción al libro, que Lewis Carroll y yo tenemos algo en común: a ambos, nos gustan las niñas. La diferencia, parece ser y según se cuenta, es que él no era pedófilo y yo, tengo mis dudas y tengo mis dudas... Será porque soy curioso.
Nota: No quiero yo enmendar la plana a nadie pero, quizás, en el primer párrafo sobra el segundo "su hermana". No, ¡ni quizás, ni leches!. Sobra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario