Sin embargo con los pobres no sucede así. Simplemente un día los ves y al día siguiente, ya no los ves. Preguntas y ya no están. Así de repente y así de fácil.
Y yo me digo: si ya sabemos y aceptamos "la cosa", ¿para qué disimular? Exijamos pues que nos den por el culo, pero de frente, que se disfruta más. Y para acabar, unos minutos musicales fascistas.
P.D. Un millón de moscas no pueden equivocarse. Un millón de servidores públicos (los de Muface), tampoco. Por tanto, elige mierda y sanidad privada. Y eso sí, cuando te den, que no sea por detrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario