viernes, 17 de julio de 2009

Dormir con niños.

Me entero de que Michael Jackson dormía con niños. Y yo me digo, y yo, y yo.
Y dicen que le gustaba. Y yo me digo, y a mi, y a mi.
Se comenta que era un anormal. Y yo me digo, y yo, y yo, gracias a Dios y a la Virgen Santísima.
Y yo me pregunto ¿dónde está el problema?
Dormir con niños es un regalo de los dioses. Son tiernos, amables, maleables y huelen que te cagas. Velar sus sueños, como se dice por ahí, no tiene precio. Arroparles cuando tienen frío, aliviarles si el calor aprieta, aguantar sus estirones, dejarles el mayor sitio, ...no tiene precio, máxime en esta vida donde estamos abocados básicamente a recibir hostias.
Una preocupación es aplastarles cuando son pequeños, cosa que pasa en los cerdos a los que tanto nos parecemos. Para cortarse las venas si sucediera.
Porque follar, evidentemente, es otra cosa. Y que a uno le toquen los huevos o le den por culo (ambas cosas en sentido figurado y tan de moda), también son otras cosas.
¿Es tan difícil de entender?

Nota: Me comenta via oral un colega que el blog está resultando un tanto obsexo. Le corrijo con el máximo cariño: Yo no soy obsexo, son un individuo ligeramente inadaptado con un componente paranoide conceptual de carácter libidinoso.
Que todavía hay clases.

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