Tengo una coleguita, de nombre Laura, que es un sol de prostituta. Como la gente con la que no me relaciono tiene conocidos tan chachi-pistachi a mi solo me han dejado los elementos del lado oscuro, aunque brillen con luz propia como es el caso.
Al llegar a la edad de trabajar Laura, para los amigos Lily, se planteó que viniendo de donde venía en cualquier caso habría de chuparla por lo que decidió, con un par de ovarios, aceptar el reto literalmente.
Ya se iba haciendo al oficio cuando sufrió un accidente laboral que la S.S. nunca ha reconocido, se quedó embarazada y tuvo un niño al que puso por nombre Ramón. Ramoncín es, como ella dice ahora mientras se descojona, un verdadero hijo de puta y nunca sé bien a quién se refiere.
Como es persona de orden dónde las haya está dada de alta como autónoma en el epígrafe de actividades formativas diversas y cumple sus deberes fiscales religiosamente. Y se está comprando un loft, o como ella dice, una verdadera y digna casa de puta.
Ahora, este mes, le acaban de revisar el aparato genitourinario y la hipoteca. De los bajos me comenta que anda bien y la cuota prestataria se la han reducido 500 pavos. Y me advierte que no tiene nada que ver con las clases particulares que dispensa a don Luis, el director de la sucursal de la Bbk donde tiene sus haberes.
Lo que no entiende bien Lily y a mi tampoco me cabe bien en la cabeza es como puede ser que un bien que se planteó le costaría cien mil servicios ahora le salga por setenta mil.
En fin, como ella dice ¡Unas cuantas miles de mamadas menos hasta la jubilación!
Es curioso, desde que la conozco y ya va para tres años, nunca he tomado clases con ella.
No sé por qué, siempre que nos surge el tema, me pongo tierno.
Al llegar a la edad de trabajar Laura, para los amigos Lily, se planteó que viniendo de donde venía en cualquier caso habría de chuparla por lo que decidió, con un par de ovarios, aceptar el reto literalmente.
Ya se iba haciendo al oficio cuando sufrió un accidente laboral que la S.S. nunca ha reconocido, se quedó embarazada y tuvo un niño al que puso por nombre Ramón. Ramoncín es, como ella dice ahora mientras se descojona, un verdadero hijo de puta y nunca sé bien a quién se refiere.
Como es persona de orden dónde las haya está dada de alta como autónoma en el epígrafe de actividades formativas diversas y cumple sus deberes fiscales religiosamente. Y se está comprando un loft, o como ella dice, una verdadera y digna casa de puta.
Ahora, este mes, le acaban de revisar el aparato genitourinario y la hipoteca. De los bajos me comenta que anda bien y la cuota prestataria se la han reducido 500 pavos. Y me advierte que no tiene nada que ver con las clases particulares que dispensa a don Luis, el director de la sucursal de la Bbk donde tiene sus haberes.
Lo que no entiende bien Lily y a mi tampoco me cabe bien en la cabeza es como puede ser que un bien que se planteó le costaría cien mil servicios ahora le salga por setenta mil.
En fin, como ella dice ¡Unas cuantas miles de mamadas menos hasta la jubilación!
Es curioso, desde que la conozco y ya va para tres años, nunca he tomado clases con ella.
No sé por qué, siempre que nos surge el tema, me pongo tierno.
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