lunes, 10 de agosto de 2009

Las cosas de Fermín.

Los miércoles por la noche quedo con Fermín a tomar algo (también a tomar por culo porque vive dónde da la vuelta el viento). Como tiene cáncer de próstata podríamos decir que los miércoles quedamos Fermín, su próstata, su cáncer y yo (por lo menos).
Los médicos le han dicho que no se preocupe, que es un cáncer pequeñín, una cosa de ná, un minicáncer simpático y que ha tenido suerte. Pero él no está convencido.
Le han prohibido fumar y tomar cervezas. Fermín no entiende y yo tampoco por qué se lo han prohibido a él y no a su próstata. Cosas de médicos, supongo.
Llegados al bar pedimos una cerveza para mí y un refresco para él que nunca se termina. Pasado un rato y de tanto en cuanto, me pregunta si le dejo dar un sorbito que, como la cerveza, nada quita la sed. Y se echa un trago. Cuando la copa se acaba, pido otra.
A mitad de la sesión me voy a mear procurando tardar un ratillo, suficiente para que me birle y se fume un cigarro. La primera vez que casi lo pillo no se le ocurrió otra cosa que preguntar por qué tardaba tanto. ¡Va a ser que yo también tengo jodida la próstata!, le contesté. Es caso es que últimamente ya voy yendo dos o tres veces al asunto en el tiempo en que estamos juntos.
El miércoles pasado le encontré inquieto. Lo cierto es que ha perdido bastante peso y ha empezado con la radioterapia. Se ha echado una gorra a la cabeza para disimular la falta de pelo. Pero no parecía preocupado por ello. Tras nuestro habitual repaso de temas de actualidad entramos al trapo. Resulta que ha conocido a una chavala con la que lleva ya unas semanas y duda si está enamorado.
- ¿Pero, te la has tirado?, le pregunto.
- ¡Joder siempre pensando en lo mismo!
- Vale, que no te la has tirado.
Me cuenta y me cuenta sus dudas. Al rato respondo:
- Estás enamorado seguro, no lo des más vueltas.
Nos quedamos en silencio y de nuevo se arranca.
- ¿Por cierto, cómo me ves de lo mío?
- Bastante bien, le contesto. Estás mejorando, no lo dudes.
- Tú también deberías dejar el tabaco y la cerveza.
- Pues sí que llevas razón. Va a ser un día de éstos.
Siempre paga la cuenta y nunca deja propina. Y siempre me explica que es porque no está acostumbrado.

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