España y sus aromas.

Yo creo que a estas alturas a nadie le puede extrañar la constatación del hecho de que este país de la puta piel de toro, que dio tanto eminente cabo, ahora es pródigo en golfos. (y no hablo de geografía).
Por otra parte parece que a la mayoría de la gente le gusta porque, por hablar del ámbito político, no sólo no castiga la golfería sino que la premia.
Aceptemos pues que gusta lo golfo, los golfos y las golfas. (por cierto también tenemos una apreciable cantidad de éstas últimas en comparación con nuestros hermanos mayores europeos, entre otras cosas porque ellos vienen a follar aquí).
Y quizá también sea cierto que en todo uno se puede pasar y puede ser que el tema se nos esté yendo un tanto de las manos. (que lo mismo a este paso llega a presidenta de gobierno la Esperanza o la Botella, por citar dos golfas egregias).
Planteo pues cambiarnos los calzoncillos o las bragas éticas según cada uno y echar un poco para atrás a ver si pelamos esto de la crisis.
Aunque solo sea para evitar un poco este desagradable olor a mierda que se está extendiendo por el suelo patrio.

Y después nos centramos otra vez en el éxito:

"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, está hecho"